Por la palabra

La sencillez, por el contrario,
siempre es un valor en las relaciones sociales, utilizada para ensalzar las
cualidades personales de aquellos que saben matizar su actitud o su lenguaje,
haciéndolo accesible a la generalidad de la gente, presupone cercanía,
proximidad, acercamiento, ruptura de obstáculos, vinculación.
Lo mejor es unir estas dos
referencias, en apariencia, antagónicas, para enmarcar la obra completa y
perfecta. Bécquer consiguió hacer sencilla el alma de la poesía, resaltar la
expresividad de todos y para todos, mostrar el sentir, siempre complejo, del
amor en todos sus matices de plenitud o ausencia o desamparo o felicidad.
Convirtió en asequible el complejo entramado de las emociones que describen la
esencia amorosa y eso ya le cataloga como ingenio literario.
Cuando he leído el libro de Barat,
se me antoja el mismo modelo. Tras un vocabulario sencillo, asequible,
depurado, amplio, decolorado en tonalidades de emociones, musicalidad oceánica,
se profundiza en los temas candentes de la persona: soledad, creación, muerte y
vida, luz, lo onírico, “el sabor de la nada”…; componentes amalgamadas, “y
entender sin palabras / que soy esa luz”, que despiertan el recuerdo, la
vibrante sensación de lo vivido, “la luz de aquel instante, en el que fui /
feliz protagonista de una fábula”, la esperanza siempre positiva que hay
siempre en cada poema. Alguna ironía referencial encandila siempre sin cegar el
mensaje implícito “reflejada en la acera / y vi, sin pretenderlo / un falso
duplicado de mí mismo”.
Enhorabuena Barat por “no abdicarse
jamás de la belleza” y enseñarnos con este poemario que seguimos vivos y
sentimos contigo y gracias a ti “por la palabra paz. / Por la palabra.”
Jesús Villalobos García
La brújula ciega. Juan Ramón Barat
Ed. Pretextos
Gracias por tu reseña, Jesús; habrá que leerlo! ;)
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