“ME
GUSTAN LOS PERSONAJES QUE ESTÁN FUERA DE LA CAJA”
O
lo que es lo mismo, un elogio de los diferentes es lo que ha defendido Joe
Álamo al hablar de sus peculiares personajes, los “elementales”, que son
quienes se salen de lo habitual en Ciudad Capital, el entorno en el que
transcurre su novela John Haper: Fuego.
En definitiva, los que ven la vida de una manera distinta de lo común, los que
tienen alguna característica que los individualiza.
Así
se expresó el autor en esta tercera jornada, en la que recibimos la visita de
un grupo de alumnos de Bachillerato del IES San Isidoro, acompañados por Maité
Ansó, antigua profesora del centro.
Joe
Álamo defendió en todo momento su preocupación por la existencia humana y sus
peculiaridades, como algo sobre lo que le gusta escribir, al tiempo que rinde
homenaje al cine y a la música (jazz, blues), otra de sus pasiones, además del
cómic, del que se considera un ferviente admirador. Fabulador de historias
desde bien pequeño, no comenzó a escribir de manera continuada hasta los
cuarenta y cinco años, como su admirado Raymond Chandler, uno de los padres de
la novela negra.
Se reconoció más como autor de brújula que de mapas, y pronto surgieron las preguntas acerca de los poderes sobrenaturales de su personaje, el hecho de que tenga una rata como mascota o su cinismo y su pasión por los bares, lugares que confesó frecuentar el propio Joe porque allí encuentra voces y almas que después lleva a sus novelas, y porque allí están a veces las puertas que nos trasladan a los lugares oscuros, esos que son tan atractivos a la hora de escribir novela negra.
No dejó pregunta sin responder, y hasta fue agasajado con un trago del peculiar brebaje que toma John Harper, preparado en homenaje por uno de nuestros alumnos. Habló de los dictados del mundo editorial, que son muchas veces quienes marcan la existencia o no de una novela, y reconoció sentir pasión por el circo (tal y como aparece reflejado también en la novela) por ser una encrucijada de caminos y un refugio para esos seres especiales a los que tanto admira. Habló hasta de los finales abiertos, un recurso que practica bastante porque le permite dejar una senda trazada, un camino para que sea el lector quien pueda lanzarse a recorrer su propia ruta.
Una mañana muy interesante. Los chavales han hecho preguntas muy interesantes
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