ENCUENTRO CON ROSA MONTERO
“Me recuerdo como persona ya escribiendo, y escribiendo ficción, creo que por eso no concibo la vida sin la escritura”
El brillante cierre de la III Semana Literaria del IES Mediterráneo corrió a cargo nada menos que de Rosa Montero, quien la mañana del viernes departió con 150 alumnos de Bachillerato acerca de su novelaLágrimas en la lluvia, y por la tarde con el público cartagenero, ante el cual presentó su última creación, La ridícula idea de no volver a verte, en la que se adentra en la figura de Madame Curie, y en cuya campaña de promoción nos hizo un más que generoso hueco para una visita que siempre le agradeceremos.

Adentrándose en lo referente a Lágrimas en la lluvia, se lamentó de que la ciencia ficción como género literario tenga pocos adeptos en España, un país de tradición literaria más realista y con poca tradición científica. A ella le gusta el género porque es una magnífica metáfora para hablar de la condición humana, y de los grandes temas que afectan al hombre, con sus preguntas irresolubles: ¿quién soy, de dónde vengo, a dónde voy, cuánto tiempo me queda? Con esta novela pretendió hablar de la tragedia de la muerte, de la angustia que supone la llegada de la misma, y también trata un tema presente siempre en toda su obra: la memoria, algo que vamos construyendo nosotros mismos, fabricando ficciones individuales, porque “al recordar nos inventamos lo que recordamos, y eso nos hace vivir”.

Ya en el encuentro de la tarde, la autora madrileña se explayó a la hora de hablar de La ridícula idea de no volver a verte, una obra en la que Marie Curie quiso que Rosa Montero le prestara su voz, porque “son las historias las que eligen al escritor y no a la inversa en esos sueños diurnos que son las novelas”. Una obra mezcla de ensayo, ficción, biografía, un libro tremendamente libre nacido del diario que escribió la científica tras la muerte de su marido, y en el que se habla del dolor y de la muerte como caras de la propia vida, como experiencias que tendremos que vivir, porque la llegada del dolor es algo inevitable y debemos aprender a gestionarlo para que no nos destruya, debemos aprender a aprovecharlo para entender mejor a los demás y no encerrarnos en un pozo sin fondo.
Los momentos de mayor dolor y los de mayor felicidad son los instantes en los que nos acercamos más a la verdadera esencia de la vida, por eso de alguna forma están hermanados en esta novela. Esa fuerza, esa vitalidad, esa esencia de lo importante es lo que Rosa Montero nos ha dejado tras su visita, y es lo que, además de sus novelas, siempre le agradeceremos.
Estuve en el encuentro con Rosa por la tarde y creo que está muy bien reflejado en tu crónica.
ResponderEliminarGracias por la semana literaria. ¡Y a por la cuarta!
Cari Quevedo