EL TIEMPO
MEJOR EMPLEADO ES EL QUE DEDICAMOS A LOS DEMÁS
Y
para no faltar a su palabra, David Lozano nos ha regalado unas horas
auténticamente maravillosas en una jornada que se inició con la intervención de
profesor Alfonso García-Villalba, que lanzó al aire las muchas preguntas que la
novela El ladrón de minutos le había
provocado, cuya muestra más intensa fue la de interrogarse acerca de si el
presente es un tesoro lleno de minutos o simplemente algo que estamos
imaginando.
David
tomó el testigo hablando de Edu, un protagonista que en un principio le pareció
un chico egoísta, empeñado en robarle minutos a los demás, hasta que vio cómo
se convertía en un verdadero héroe cuando ese tiempo decidió emplearlo en otra
persona y no en sí mismo. Confesó que esta es una novela rara, que él suele
dedicarse a matar en sus novelas, y que esta variación de registro se la toma
como un rasgo de madurez, curiosamente se hace maduro al escribir para los más
pequeños.
El
punto de partida de la historia fue una broma que unos amigos le gastaron a un
compañero en una residencia, arrancando literalmente de todos los calendarios
la hoja del día de su cumpleaños, a David le gustó tanto que se lo quedó como
argumento, y es que para él sus fuentes son los amigos, las noticias, la prensa,
los crímenes, algún amigo policía y hasta lugares concretos. Es un hombre, un
escritor, que mira siempre a la realidad y le presta oídos a todo, porque todo
lo que nos rodea puede hacer surgir una historia, una novela.
Después
ya tomó forma la historia de robarle minutos a la gente, algo que no es nada
fácil, porque a veces las propias personas no son conscientes de que están
viviendo esos minutos felices. Es también una novela contra el conformismo,
dijo, porque Edu se rebela y lucha, por eso encuentra esa máquina de robar
minutos, y como tal quiso saber cuántos de los alumnos de 2º de ESO que le
escuchaban serían capaces de robar minutos felices, o incluso qué clase de
máquina imposible, como la de la novela, hubieran deseado tener, y se ha
encontrado con una avalancha de respuestas, a cada cual más ingeniosa.
Es
David un autor, además de dotado de un fino sentido del humor, muy concienzudo,
tal y como reconoció al contarnos que visita todos los escenarios reales que va
a utilizar en sus novelas, porque no es lo mismo ver algo en una foto que
vivirlo para luego relatar lo que se siente en su suelo, respirando su aire,
esperemos que nuestro centro le haya gustado tanto como para hacerle un día un
hueco en una de sus narraciones, quién sabe. Como tampoco sabemos si uno de
nuestros alumnos no terminará siendo el actor protagonista de la versión
cinematográfica de esta novela, ahora que hay algunas productoras interesadas
en su lectura.
Dos
horas magníficas que supieron a muy poco, por lo que empezaremos a plantearnos
la posibilidad de conseguir que David vuelva a visitarnos sin tener que robarle
mucho tiempo, sino para regalarle momentos felices como los que él nos ha hecho
vivir hoy.
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