Opinión crítica. Mi nombre escrito en la puerta de un váter.
YAGO ALARCÓN , SEGUNDO DE BACHILLERATO
YAGO ALARCÓN , SEGUNDO DE BACHILLERATO
Mi nombre escrito en la puerta de un váter es una novela clasificada en el género thriller o suspense, que hace una crítica directa a la sociedad actual, más específicamente a los aspectos que envuelven el mundo literario, aunque aporta una visión general. Desde la piel y voz del protagonista Mauro, un escritor relegado a la sombra de escritores de renombre, nos sumerge en una historia de amor, con Olvido, de frustración, por el fracaso del nulo reconocimiento que recibió como artista, y de rebelión y rechazo contra una realidad injusta y surrealista que se niega a soportar ni asumir.
La trama argumental se centra en el trabajo de “negro
literario” que ejercía Mauro Santos, escribiendo dos primeras obras para Germán
Latorre, un “famosete” talentoso conocido por la gran calidad de sus obras. En
un principio Mauro acepta, pues tras sus intentos fallidos de darse a conocer
opta por esta opción que al menos le aportaría dinero y le daba pie a imaginar
las sensaciones que experimentarían los millones de lectores que leerían sus
obras. No obstante, el protagonista encuentra una opción de retomar su carrera
bajo su nombre cuando un nuevo “talent show” le ofrecía la oportunidad de
lucirse y entrar en escena de escritores conocidos. Tras esta noticia, dimite
del trabajo para Latorre ante el que este reacciona de mala manera con amenazas
hacia él, su familia y Olvido, causa del choque de intereses entre la búsqueda
de fama por parte de Mauro y la necesidad de Germán de mantener su estatus y
reputación de escritor de bestsellers, no siendo posible por sus propias
habilidades.
Como nos relata la escritora en numerosas entrevistas y
charlas, este libro fue escrito desde su frustración e impotencia por el
rechazo de sus obras. Sentía que sus obras tenían un gran potencial, incluso en
comparación con otras de autores “famosos” que se convertían en grandes ventas.
Por ello, decide desahogarse en tinta y papel, cargando contra un entorno
hipócrita que la rechazaba y la miraba por encima del hombro. El tema del negro
literario lo afronta como un insulto hacia todos los escritores, en especial a
los que trabajan a la sombra. Se observa cómo se siente familiarizada con este
sentimiento pues, como nos asegura, estuvo a punto de dejar de escribir debido
a la falta de coherencia de las editoriales a la hora de juzgar la validez de
un libro, y comprende la tentación de otros escritores de subastar sus obras ya
que, en el mejor de los casos, podrían llegar a venderse, entretener y
disfrutar a un público, que es, al fin y al cabo, uno de los propósitos de un
escritor.
A lo largo de la historia encontramos numerosos autores
sospechosos de esta práctica, como es el caso de uno de los mayores dramaturgos
de la historia, Shakespeare, acusado por la extraña relación con Piere
Corneille. Alejandro Dumas, por otra parte, tuvo a Auguste Maquet como escritor
fantasma, y sin embargo, no ha perdido la fama ni el recuerdo de su talento
innato. Además, la obra nos enseña cómo existen escritores prepotentes y
soberbios que infravaloran el trabajo colectivo, aunque este hecho también se
puede extrapolar a otros sectores, es decir, al conjunto de intelectuales de
distintas materias. Un ejemplo lo encontramos en la película Descubriendo a
Forrester, en la que un alumno universitario en literatura escribe con gran
destreza y habilidad. El profesor ve imposible que una persona de raza negra y
procedente del Bronx tuviera tal talento, por lo que lo acusa de plagio en sus
escritos, cuando este en realidad sigue consejos de un reconocidísimo escritor
de bestsellers del que se ha hecho amigo, el cual en su juventud fue
infravalorado por el mismo profesor. Sin embargo, harto de generalizar, apuesto
por pensar que no es más que una minoría oprimida la que se cree mejor, y creo
en la filosofía y citas de “los más grandes”, como la de Gabriel García Márquez;
“Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle
a levantarse.”
Otro tema muy presente y en relación con la temática de la
novela, es el dinero. Una sociedad capitalista que se deja guiar por la
necesidad material en vez de atender a sus principios, que va a llevar a Mauro
a iniciar su trabajo como negro literario. Desafortunadamente, esto no es más
que un reflejo de la realidad, como comentaba antes, y lo encontramos en
testimonios de escritores como Enrique Rubio, nacido en Murcia, que asume su
profesión de negro literario y se siente cómodo con ella, pues considera que
los contratos que le ofrecen le aportan más dinero que la satisfacción de la
fama le haría. Además, afirma que al venderse sus obras bajo un nombre más reconocido,
adquieren un mayor alcance con el que conseguirá más beneficios que vendiéndolo
por su parte, aun recibiendo la totalidad de ingresos. Además, lo considera una
etapa más de su trayectoria que puede que, tal vez, cambie algún día, como lo
hizo la de Mauro al encontrar esa puerta de escape.
Otra naturalidad del ser humano es la tendencia a envidiar lo
que uno no posee. En esta obra es el talento, por la que Germán Latorre se
inclina a comprar las obras de nuestro protagonista, ya que posee el dinero y
la fama pero no este don del cual le gustaría presumir, ye conducido a su
búsqueda. El falso talento escritor adquirió su popularidad de presentador de
televisión en “teleazul” o “telebasura”, apodo que se le da en el libro,
haciendo crítica al mismo tiempo a la mediocridad del uso de estos medios de
masa, como objeto de invadir vidas de personajes públicos o de ofrecer
programas con un contenido cultural nulo, mientras que secciones enriquecedoras
quedan relegadas por el poco apoyo que reciben.
A mi juicio, estos han sido los sujetos de crítica, pero el
motivo final es la fama, que vuelve a una persona inmortal en el tiempo. Este
tópico es común a obras, como observamos en Coplas a la muerte de su
padre de Jorge Manrique, en la que el poeta enaltece la obra de su padre
para consolidarlo como personaje famoso en la historia, pues considera que es
la fama la que hace inmortal a una persona en el recuerdo de generaciones
póstumas, y es ésta la única que importa, y no las riquezas materiales, y se ve
reflejado en esta obra lleva al protagonista a rechazar su contrato para
obtener una verdadera repercusión a nivel personal.
“Buen caballero, dejad el mundo
engañoso y su halago; vuestro corazón de acero muestre su esfuerzo famoso en este
trago; y pues de vida y salud hicisteis tan poca cuenta por la fama, esfuércese
la virtud para sufrir esta afrenta que os llama.”
Jorge Manrique
Yago Alarcón García, 2º Bachillerato
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