XII SEMANA LITERARIA - ROSA HUERTAS

 

MELILLA Y CARTAGENA ME REGALARON ESTA NOVELA

   

          Ante un aula absolutamente abarrotada y un bosque de manos alzado frente a sus ojos, se presentó Rosa Huertas en nuestro centro por tercera vez, convirtiéndose así en una de las autoras que nos ha visitado en más ocasiones. De hecho, ella misma hizo referencia a aquella primera vez que participó en la Semana Literaria, acompañada del autor Fernando Marías, quien se convirtió en su pareja y jugó un papel decisivo apoyándola siempre en el desarrollo de su carrera literaria.

          El alumnado de 1º de ESO apenas podía contener su curiosidad acerca de los cientos de aspectos que tanto habían llamado su atención tras la lectura de La estrella de Carmen, la novela que recoge la infancia de Carmen Conde y su paso por ciudades como Barcelona y Melilla, además de su natal Cartagena.

          Precisamente fueron nuestra ciudad y Melilla quienes terminaron por “regalarle” la novela a su autora, puesto que su vinculación con ambas ciudades le permitió estudiar y conocer la figura de la escritora más insigne de Cartagena, a quien accedió también leyendo una de sus novelas en la que hablaba de su infancia. En ese momento, Rosa entendió que aquella historia también podría llegar a los lectores más jóvenes, aquellos que tenían la misma edad o pocos años más de los que tenía la pequeña Carmen cuando jugaba por las calles melillenses.

          Habló también de otras de sus obras, así como la intención que siempre muestra en todas ellas: la de incluir alguna figura importante de la literatura o de la cultura en la propia trama, tal y como ha hecho antes con Miguel Hernández, Lope de Vega, Galdós, El Greco, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado o Carmen de Burgos, quien protagoniza su última novela.

          A partir de ahí, llegó la locura de preguntas, personales, profesionales, literarias, llenas de curiosidad, ligeras algunas, profundas otras, como la que deseaba saber qué consejos le daría Rosa a una joven autora, o que le diría la autora a sí misma si pudiera hablar con una Rosa Huertas de veinte años. Ingenio no les faltó a nuestros alumnos.

          Lo que vino después fue un río de firmas que la autora solventó con la simpatía que le caracteriza y sin dejar de lanzar a su público el claro mensaje de que para escribir, además de tener sueños y una buena reserva de imaginación, es muy importante tener también pasión lectora, ya de que otra manera siempre será más difícil ponerse a crear historias.




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