NORMA JEANE BAKER
Siempre me gustarán las biografías y las formas de vivir de las personas, sus historias, que han destacado por sus vidas y sus obras en determinadas áreas y disciplinas, en el arte, pintores, escritores, autores, artistas y gentes, en definitiva, que han innovado y ayudado con sus investigaciones y progresos.
Pero hoy me ocupa la personalidad de una DIVA que puso en jaque al mismísimo presidente de los E.E.U.U. una supuesta relación con su presidente.
Ahora paso a imaginarme cómo seria su relación con ella. Sus amores, películas, y toda su vida.
Puedo imaginarla con faldas y a lo loco o en la tentación vive arriba o los caballeros las prefieren rubias, una sucesión de éxitos que tantos momentos nos han proporcionado y hecho soñar con otras vidas y, a menudo, un reflejo de nuestros propios sueños, deseos y, por qué no, nuestras locuras más allá de nuestras monotonías diarias.
Norman Jeane Baker, icono sensual de América, rostro y reflejo de su imagen por unas pinceladas de color magistralmente creadas por el autor Andy Warhol, pasando a vivir en nuestros salones de casa, recibidores, pasillos, “en generaciones” dando color, vida y sensualidad.
Su vida sentimental, como una montaña rusa, la llevo a esta “última noche”, en una fría cama de hotel.
Estoy hoy, esta noche, en casa, y mirando todas esas imágenes coloridas, llenas de vida, fijamente veo como abandona esa pared, para vivir momentos de un piano en un rincón…
Con el antihigiénico humo de cigarros y una copa sobre él, una voz susurrante lo canta esa noche. Salió el color rosa de ese cuadro y con ese color explica cómo se puede sentir esa última noche, fría, en soledad. No puedo imaginar cómo se sintió, dónde se dirigió esa última mirada de luz, sensualidad y de vida que un día dejó para posar sobre el “icono” de “modernidad”, glamour de toda una época.
Hoy, sentada, recostada en mi sofá de piel azul cielo, puedo imaginar cómo se seduce, esa mezcla de banalidad, fama y apariencias, fachadas de sentimientos reales desde su más profunda soledad.
Su misteriosa y tortuosa vida se entremezclan con toda una época, década en la cual vi la luz, años sesenta, creando un movimiento artístico, POP ART, esta mezcla explosiva de imágenes, bellas, cotidianas. Estilos de plano colorido y extrema luz no podían dar otra versión más mágica, en la cual “yo”, aquí en mi sofá azul cielo, puedo soñar saliendo de esos momentos de sueños, vida y amores.
“Ver la belleza es fácil solo hay que fijarse en ella”.
No me pertenece dicha frase pero es de una belleza… la cual he intentado describir desde mi más humilde visión de dichos artistas ambos muy grandes, “muy grandes”
Isabel María Saura
QUE PAREZCA UNA ACCIDENTE
Megan atraviesa la verja de esa pequeña granja, donde vive su agradable aunque algo extraña vecina, y en cuanto la ve se acerca apresuradamente pues quiere proponerle algo.
- Jane, tengo que pedirte un gran favor.
La vecina de Megan, al escucharla, se baja las gafas de lectura y presta toda su atención en esa joven amiga y cómplice en gustos literarios (ambas se intercambian libros frecuentemente).
- Acabo de ver anunciada en la ciudad la próxima exposición de un joven artista.
- ¡Ah sí! – responde sorprendida Jane.
- Me tiene impresionada, se llama Andy Warhol.
- Algo he oído de él en la radio, responde Jane.
- Parece que va a ser un gran éxito, lo vi en un reportaje que le hicieron hace poco.
- No sé, ya sabes que eso del arte se asocia a los ricos y snobs.
- Pues entonces les va a caer muy bien, pues es algo excéntrico y representa bastante bien los símbolos americanos.
- ¿Como cuáles?
- Desde latas de sopa hasta nuestra recientemente fallecida Marilyn.
- De verdad, Megan, utilizar la imagen de esa actriz lo veo una frivolidad.
- Quizás sea todo lo contrario, Jane. ¿Por qué los cuadros tienen que protagonizarlos reyes o personajes supuestamente ilustres? Para mí, Marilyn era frescura, libertad, sensualidad y muchas otras cualidades positivas.
- En eso último coincido contigo, a pesar de su belleza y de parecer frívola, se notaba que era una mujer muy inteligente -dijo Jane con un deje de tristeza.
- La pobre tuvo que sufrir mucho, replicó Megan.
- La verdad que vivir siendo el foco en ese mundo tan hostil de Hollywood, sobre todo para las mujeres, puede acabar con cualquiera.
- Desde luego, esas actrices deben soportar mucha presión, siempre teniendo que estar perfectas y sonrientes.
- Así debe ser, Jane. Lo mejor para Marilyn antes de acabar así de destrozada, hubiera sido retirarse a la manera de Greta Garbo.
- ¡Retirarse al estilo de la gran Greta Garbo! Eso habría sido imposible, para ello habría necesitado la ayuda de todo un montaje de la CIA y el FBI juntos, un complot de alto estado y que la hicieran desaparecer sin dejar rastro. Era demasiado exuberante y su vida muy pública, nunca la habrían dejado en paz.
Nada más decir esto se arrepintió, decididamente, con esta conversación estaba corriendo demasiados riesgos.
- ¿Qué dices de complot, Jane? ¡Qué imaginación! ¡Creo que lees demasiadas novelas de intriga!
- La realidad supera a la ficción, querida amiga, y retomando lo de la exposición, no me gustan las multitudes como ya sabes y si me he mudado al campo hace poco es porque quiero tranquilidad.
- Deberías salir más, por eso te lo he propuesto. Estás todo el día aquí sola rodeada de libros y gatos.
Desde luego, su vecina Jane era un auténtico desastre, siempre con su pelirrojo pelo, recogido en un moño, unas gafas de culo de vaso y vistiendo ropa descuida de estar por casa, además de convivir con cinco felinos.
- Espero que Ronald quiera acompañarme. Me voy rápido que tengo que preparar la cena de los chicos. Mañana te devuelvo los últimos libros que me prestaste.
Jane levantó la mano a modo de despedida y se quedó un poco pensativa mientras abría de nuevo la novela de su último exmarido.
Gemma Guillén Arqueros
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